lunes, 5 de septiembre de 2011

JUDIO SÜSS (1940)

Título original: Jud Süss
Origen. Alemania. Duración: 98 min.
Blanco y negro. Idioma: alemán. Subtitulado


Dirección. Veit Harlan
Guión:  Veit Harlan, Eberhard Wolfgang Möller, Ludwig Metzger, de la novella de Lion Feuchtwanger


Protagonistas:  Ferdinand Marian, Werner Krauss, Heinrich George, Kristina Söderbaum, Eugen Klöpfer, Hilde von Stolz, Malte Jäger, Albert Florath, Theodor Loos


Süss es descripto como el típico judío intrigante que se aprovecha de la debilidad de carácter del duque para mandar  en el país y permitir que sea literalmente saqueado por sus correligionarios. Aunque la trama acumula un prolijo inventario de todas las maldades de los judíos, se guarda un golpe de efecto: la violación de la virginal hija de un concejal, que, no pudiendo soportar la humillación, se suicida. Ante esta suprema infamia, y coincidiendo con la muerte del duque, los buenos alemanes se rebelan contra la judería, ejecutan a Süss en la plaza mayor de Stuttgart y promulgan unas drásticas leyes de "limpieza étnica".

Sobre Jud Süß se ha escrito mucho, y no solo sobre el film, sino sobre su realizador, Veit Harlan, que al acabar la guerra fue procesado por crímenes contra la Humanidad. Su defensa se basó en la "obediencia debida": él hizo todo lo posible para rechazar el encargo, Goebbels era un demonio que lo obligaba con amenazas, él era un buen patriota, etc...; al final se acabó condenando el film y absolviendo al director en el sentido de que no era el auténtico autor sino el servidor de designios ajenos. La triste realidad es que Harlan era uno de los directores estrella del Reich, creador de piezas clave de la propaganda nazi (El soberano, El gran rey, y la que sería la última "última obra" del régimen, la espectacular Kolberg); quizá lo fuera más por oportunismo que por auténtica convicción, pero eso no le dispensa de responsabilidad. La imagen de los judíos que presenta el film está dirigida a crear odio en el espectador, y prueba de ello es que su visión era obligatoria para todos los miembros de las fuerzas de seguridad: un tal Stefan Baretzki, miembro de las SS que fue Rottenführer en Auschwitz, reconoció al ser juzgado por los aliados que los prisioneros habían sido tratados con más saña después de ver la película. No obstante, conviene recordar que en su momento fue tanto un éxito comercial como de crítica: véase al respecto el elogioso comentario del joven Michelangelo Antonioni con motivo de la presentación en el Festival de Venecia.
(Rafael de España: El cine de Goebbels. Ed. Ariel, Barcelona, 2000, pagina 97)

En Alemania, esta película forma parte de una lista de 46 películas de la época nazi cuya exhibición esta sujeta a restricciones. Estos filmes sólo pueden exhibirse con la autorización expresa de la Fundación Friedrich Wilhelm Murnau, la titular de los derechos, acompañadas de un comentario explicativo y respetando ciertas condiciones. De hecho, la Fundación examina en cada caso particular si las condiciones son las adecuadas. La venta y difusión de estas películas están prohibidas.      
El fim fue utilizado en 1954 por los árabes dentro de su campaña de propaganda contra Israel.
Asimismo, el éxito que tuvo en Alemania durante la época de Hitler (20,3 millones de espectadores hasta el año 1943) demuestran que el antisemitismo era algo metido a fondo en la sociedad alemana de entonces, y no cosa exclusiva de la cúpula nazi.

No hay comentarios: